La directora de comunicación del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Sonia Sánchez Mula, ha sido destituida de su puesto, convirtiéndose en la primera directiva en "caer", tras el cese de la directora del organismo de inteligencia español, aunque allí todo el mundo da por hecho de que solo es el principio, y se temen más purgas para satisfacer las aspiraciones de los socios del Gobierno del entorno independentista.
Según cuenta EscudoDigital, Sonia Sánchez Mula es una reputada profesionalidad, que fue nombrada directora de Comunicación del Centro Nacional de Inteligencia en el 2018, una posición a la que llegaba desde el puesto de jefa de prensa de Soraya Sáenz de Santamaría, primero en las primarias del Partido Popular y más adelante todo el tiempo que ésta permaneció en la vicepresidencia del Gobierno.
Hasta la fecha, ni Margarita Robles ni Pedro Sánchez habían puesto ninguna objeción a su labor profesional, pero está claro que ahora ha sido utilizda como "fusible" en la red de clientelismo establecidopor el Gobierno en torno al independentismo catalán.
Sánchez Mula fue nombrada para el puesto a finales de 2018 cuando Félix Sanz Roldán aún estaba al frente del CNI. El general se había quedado sin director de comunicación unos meses antes cuando Sergio Sánchez fichó por el departamento de seguridad de Telefónica. Este último había sido jefe de prensa de Carme Chacón en el Ministerio de Defensa y entró en el CNI en 2009 cuando Sanz Roldán fue elegido por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para dirigir a los espías españoles.
Con anterioridad, Sánchez Mula había ocupado los cargos de jefa de prensa de Federico Ramos de Armas, secretario de Estado de Medio Ambiente, y durante apenas tres meses fue Jefa de Prensa de este ministerio.
Licenciada en Ciencias de la Información en la rama de Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, ejerció como editora en los servicios informativos de Punto Radio, ha sido directora de musicales en Europa FM y locutora de Onda Mini.
El caso es que el cese de Paz Esteban ha abierto una de las crisis reputacionales más graves a las que se ha enfrentado el Gobierno, a pesar de que la directora del CNI y su Dircom se comportaron de forma absolutamente transparente, admitiendo las escuchas que habían sido llevadas a cabo con órdenes judiciales.