El 90 % de las empresas españolas no dedican recursos específicos para gestionar sus crisis, según un estudio que acaba de hacerse público de la mano de la Asociación de Directivos de Comunicación y patrocinado por la consultora de comunicación Ketchum S.E.I.S., y que defienede que ante determinadas situaciones de crisis, las empresas españolas tienden a dotarse de defensas más que a extraer aprendizaje y oportunidades de los riesgos que se superan.Con el objetivo de conocer cómo las empresas gestionan su imagen en situaciones de crisis y la prácticas y herramientas para su prevención, la organización de directivos ha realizado, por primera vez en España, una completa investigación entre las principales entidades del país y las asociaciones empresariales más representativas.
Una de las principales conclusiones a las que llega el estudio es el hecho de que el 70% de las compañías españolas no realizan auditorías para la detección de sus potenciales crisis, mientras que algo más del 40 % realizan simulacros de este tipo de situaciones y el 60 % disponen de manuales al efecto.
El planteamiento del estudio era conocer cómo se ha vivido y gestionado la comunicación en las situaciones de crisis experimentadas entre los años 2000 y 2006. "El estudio comprende dos tipos de análisis: cuantitativo y cualitativo", ha explicado Mayte González-Gil, directora general de Poweraxle. Para el trabajo cualitativo se realizaron 13 entrevistas a presidentes y directivos de las asociaciones sectoriales; mientras que en fase cuantitativa se estudiaron 74 empresas a partir de una encuesta dirigida a los directores de comunicación de las mil empresas de mayor facturación en España.
"La respuesta mayoritaria corresponde a las grandes empresas españolas, pero habría que plantearse cuáles serían las conclusiones para las pequeñas y medianas empresas", añadió González-Gil.
En general se desprende del estudio que las empresas afrontan las situaciones de crisis más como un trance o episodio que daña el funcionamiento de la entidad y que tiene su origen en la propia dinámica de sus sectores –como si se tratara de una enfermedad que se contrae en el ambiente- que como una situación derivada de oportunidades de cambio o de crecimiento. Para el estudio se han analizado 38 tipos de crisis agrupadas en diez categorías: ataques económicos externos, ataques informativos externos, averías, catástrofes, factores judiciales, psicopatologías, factores sanitarios, factores de imagen, factores de recursos humanos y factores financieros.
En casos de crisis, las organizaciones coinciden en solicitar protección a las Administraciones Públicas y responsabilidad a los medios de comunicación. Además hay una diversidad de actitudes o perfiles ante los posibles riesgos futuros y la actuación que se tiene en las crisis dependiendo de los sectores.
El 43,2 % de las empresas consideran que su preparación ante las situaciones de crisis es buena, pero casi el 30 % cree que su preparación es regular/mala. El 77 % considera que el papel de las asociaciones sectoriales durante la crisis es muy importante y al 14 % le es indiferente. Las crisis con mayor frecuencia y repercusión mediática han sido las averías, las relacionadas con factores de recursos humanos, las relacionadas con la imagen (difundir información incorrecta, dañar la reputación…), con ataques informativos externos y con ataques económicos externos.
En lo que a las herramientas de previsión se refiere, el 89 % de los encuestado tiene un presupuesto de gestión de crisis, el 68,9 % no realizan auditorias de crisis y el 55,40 % no realiza simulacros. Las herramientas consideradas menos útiles en la detección de crisis fueron: el servicio de atención al consumidor (86,4 %) y las consultorías de comunicación externa (71,7 %). Hay que añadir que la mayoría de las empresas cuentan con un comité de crisis, pero que éste no se reúne habitualmente, sino sólo cuando se presenta la crisis.
Dentro de las acciones que se llevaron a cabo para la resolución de una crisis, sólo cabe destacar los comunicados de prensa, las cartas a clientes y las reuniones con empleados; ya que las ruedas de prensa, la distribución de videocomunicados, las reuniones con asociaciones de consumidores, la publicidad editorial de defensa y el inicio de acciones judiciales son prácticamente insignificantes.
