Ali Hamza al Bahlul, acusado de ser el responsable de Al Qaeda libró una "jihad con palabras" e hizo un video para superar la resistencia de los reclutas a perpetrar ataques suicidas, según el fiscal de un tribunal de crímenes de guerra de Guantánamo.El fiscal, el mayor del Ejército Dan Cowhig, presentó el caso contra el preso yemení Ali Hamza al Bahlul sugiriendo que los nueve militares que integran el jurado tendrían que decidir si la propaganda constituye o no un crimen de guerra.
Cowhig leyó tramos de un diario de Bahlul que fue incautado en Afganistán, y cartas escritas por el detenido en Guantánamo para líderes de Al Qaeda en las que lamenta no haber podido sumarse a los secuestradores de los aviones del 11 de septiembre del 2001, a los que definió como héroes.
Bahlul está acusado de conspirar con Al Qaeda para realizar ataques mortales, persuadir para cometer asesinato y proveer apoyo material para el terrorismo. Si es acusado, podría ser condenado a cadena perpetua.
Los fiscales alegan que era el jefe de prensa de Osama bin Laden y lo acusan de preparar materiales para el reclutamiento, incluyendo un video glorificando un ataque que mató en el 2000 a 17 marinos del buque de guerra estadounidense USS Cole.
Cowhig dijo que el video fue exhibido en campos de entrenamiento militar en Afganistán para reclutar a nuevos miembros de Al Qaeda y vencer sus reparos a cometer ataques suicidas y ataques contra otros musulmanes.
Bahlul está también acusado de guionar los testamentos grabados en video por sus ex compañeros de apartamento, los secuestradores del 11 de septiembre Mohamed Atta y Ziad al Jarrah.
El yemení montó además un enlace satelital para que Bin Laden pudiera escuchar los reportes de prensa sobre los ataques en su computadora portátil, pero no logró hacer funcionar el audio, dijo Cowhig.
El tribunal desestimó la solicitud de Bahlul de actuar en su propia defensa. El acusado se niega a participar en el juicio, porque no considera que el tribunal sea legítimo. Bahlul permaneció sentado en la mesa de la defensa en su mono marrón de prisionero, aparentemente absorto mientras el fiscal leía sus escritos.
