
El ex directivo había caído en desgracia con la llegada de Mateu Alemany a la presidencia del club el pasado mes de enero. "La institución bermellona ha optado por finalizar la relación laboral antes de la expiración de su contrato, al no contar con la confianza de la actual directiva", resumió el club en un comunicado oficial.
Alemany había apartado a Rebassa paulatinamente de sus funciones. Primero, le prohibió que volviera a viajar con el equipo, y cuando se hizo con la propiedad del club acometió decididamente el despido del que fuera hombre de confianza del anterior presidente.
Alemany puso el blindaje de Rebassa en manos de un bufete de abogados que descubrieron una irregularidad en el contrato. El ex director de Comunicación alegaba que tenía derecho al total de su cláusula de blindaje porque había renunciado a percibir la indemnización cuando abandonó su anterior empresa, Moët Chandon, de la que era comercial. Los abogados descubrieron la falsedad de esta afirmación, por lo que a Rebassa no le quedó más remedio que llegar a un acuerdo a la baja.
El nuevo propietario del club respira aliviado después de haberse deshecho de un directivo que cobraba cerca de 90.000 euros al año y que incluso se había convertido en un obstáculo para la venta del mismo. Mateu Alemany le ha enseñado a Rebassa el camino a la puerta de salida con el menor coste posible para la maltrecha tesorería de la entidad. Y de paso se quitan un problema de encima él mismo y a la futura propiedad.