Terror en el departamento de comunicación de Correos

Hace unos días nos hacíamos eco de una carta del Sindicato Libre de Correos dirigida al departamento de Recursos Humanos de la compañía en la que se reclamaba el cese inmediato de Eva Pavo, la directora de comunicación de la sociedad estatal, a causa de una serie de irregularidades en la gestión, y en "aras de un buen ambiente laboral, donde se retome la normalidad y sin obligar a tomar medidas más conflictivas y públicas a los empleados de dicha Dirección".

Entonces titulábamos la información como "Tormenta en la dirección de comunicación de Correos", ofreciendo datos contrastados sobre las versiones de las diversas partes implicadas. Sin embargo, lejos de apaciguarse la situación, como suele suceder en estos casos, parece que va a más.

El caso es que, según han revelado fuentes sindicales, ante el escrito mencionado, la semana pasada una de las colaboradoras más cercanas y amiga personal de Eva Pavo, procedió a recoger firmas para respaldar el contra-escrito de respuesta a la citada misiva sindical, hecho que se realizó de forma directa, personándose en cada puesto de trabajo y solicitando de viva voz la lectura y firma del escrito, a la vista de todo el resto de compañeros de la Dirección.

Ante esta estrategia de presión, y puestos en esa tesitura, la totalidad de los trabajadores optaron, ya sea "por miedo o por prudencia", por firmar el documento, pese a que la mayoría de ellos reconoce en privado su opinión totalmente contraria a lo que se afirma en el citado texto.

Las mismas fuentes han aprovechado para destacar que, pese a lo recogido en la carta de despido, en ningún momento la directora de comunicación se ha sentado con las personas que ha "removido" o "despedido", con el objetivo de intentar encauzar las situaciones que pudieran no gustarle, tal y como parece normal, hasta el punto de que "se negaba a tener la más mínima conversación".

Además, siempre según fuentes internas, parece que las instrucciones o directrices que ofrece a sus colaboradores son "vagas, cambiantes e imprecisas, lo cual hace prácticamente imposible acertar con la calidad del trabajo que desea", con el añadido de que parece tener "tolerancia cero con los errores, criticando a unos compañeros frente a otros, o directamente amenazando con tomar medidas si las cosas no salen como ella quiere", y no porque no se sigan sus instrucciones, sino simplemente porque "no tolera de forma caprichosa que las cosas no salgan como ella desea".

Con todo, las fuentes consultadas afirman que esta "mala educación con el equipo, que a menudo tiene que presenciar broncas en público, generando un ambiente de trabajo desagradable, tenso e injusto", no es lo peor de todo lo que allí sucede, sino que denuncian que "no existe ninguna planificación de los trabajos, exigiendo todo lo que demanda a título personal de manera urgente y por encima de otros trabajos necesarios para el día a día del departamento".

Por otra parte, las mismas fuentes han destacado que esta actitud de la directiva "plantea con asiduidad problemas éticos o legales relacionados con la gestión del departamento". De esta manera, se estarían elaborando pliegos de contratación que podrían "rayar la legalidad" al exigir a los proveedores "la realización de trabajos para los cuales no fueron contratados, o pidiéndoles subcontratar a terceras empresas que ella designa a su antojo".

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