
Se trataba uno de los profesionales más respetado y queridos entre el gremio de periodistas que cubren la información cafetera. Su amabilidad, diligencia, oportunidad y agilidad le ganó un nombre en el gremio.
Desde hacía nueve años estaba vinculado a la Federación Nacional de Cafeteros. Su última misión fue la organización del pasado Congreso Cafetero, llevado a cabo en la capital de la República. Precisamente, en este evento, los periodistas acordaron, de forma espontánea, hacerle un reconocimiento al comunicador por su labor.
Lopera, que era oriundo de Medellín, estaba casado con Aura Mejía, y tenía una hija de 11 años.